Que pequeño es el mundo 12
Volvemos porque nuestros lectores nos lo piden a gritos, y como no podía ser de otra forma, con una nueva entrega sobre los curiosos parecidos entre diversos productos.
Vamos a pedirle prestado a Marty McFly el famoso DeLorean que utiliza en Regreso al Futuro y nos vamos a ir unos cuantos años más atrás, concretamente al 1969. Ese año el escultor y diseñador francés Maurice Calka creó la mesa de escritorio Boomerang para la empresa Leleu-Deshays.
Sus sinuosas y mareantes curvas y contracurvas me recuerdan a las de un bólido de Fórmula 1, y con esos colores, es inevitable compararlo con un Ferrari, y que al igual que este auna, por una parte, modernidad e innovación gracias a la utilización de un material como la fibra de vidrio, y por otra parte tradición y artesanía, ya que las formas son muy escultóricas y barrocas, y que al igual que un coche de F1, está concebida para ser una pieza única que no se presta a su producción industrial, de hecho solo se hizo una tirada de 35 unidades.
Si nos fijamos en la planta (haciendo honor a su nombre, como la de un boomerang) podemos ver como sobresalen los dos extremos donde se situan los cajones y la parte central se arremete hacia el interior para dejar espacio al usuario y que la mesa lo «abrace»
Volvemos al DeLorean para regresar casi al presente, concretamente al 2005, año en el que el idolatrado Philippe Starck diseñó para Vitra la mesa de escritorio BaObab, inspirada en las formas de este particular árbol.
No hace falta decir que si le pusieramos Boomerang a la mesa, tampoco pasaría nada, y es que recuerda demasiado a la mesa de su compatriota Maurice, aunque también es cierto que tiene pequeños detalles diferentes, como por ejemplo, los huecos laterales en lugar de los cajones de la Boomerang, y que si es cierto que recuerdan a las concavidades que suele tener el tronco del árbol.
Otra pequeña diferencia es el material, en este caso polietileno para el cuerpo y espuma de poliuretano para el sobre de la mesa. Como novedad y aportación respecto a la Boomerang, debemos destacar la posibilidad de escamotear todo el cableado a traves de un agujero que lleva el sobre, aunque también es cierto que a finales de los 60 pocos aparatos con cables podíamos usar en un escritorio.
Particularmente me gusta más la BaObab de Starck, ya que, entre otras cosas, se presenta en unos colores mucho más agradables y actuales y deja a un lado los brillos que aporta la fibra de vidrio, pero eso no es suficiente como para pensar que Starck haya conseguido uno de sus mejores diseños.